Los calambres musculares son contracciones involuntarias, espasmos súbitos
que se producen en los músculos en reposo ó realizando una actividad
deportiva en la mayoría de los casos.
Pueden darse en forma de palpitaciones involuntarias e indoloras, en otras
ocasiones se produce de forma súbita y dolorosa la contracción, la persona se
agarra la pierna esperando que se pase la contracción. El estiramiento de ese
músculo puede mejorar el dolor y favorecer la relajación.
Los grupos musculares más comúnmente afectados son:
• Isquiotibiales (parte posterior del muslo)
• Gastrocnemios (los gemelos en la pantorrilla)
• Pie (flexores plantares)
A la palpación se puede apreciar el músculo duro y sensiblemente doloroso.
Los estudios electromiográficos muestran que las causas más comunes a la
hora de sufrir un calambre muscular puede ser por factores externos que irriten
el músculo como el frío intenso ó un exceso de ejercicio produciendo un
aumento del tono muscular y disminuyendo el aporte sanguíneo al músculo.
Una falta de hidratación, una alimentación inadecuada favorece la aparición de
estos calambres debido a unos niveles bajos de sodio y potasio. El cansancio,
la fatiga o sobrecarga muscular suelen ser un factor de riesgo a la hora de
sufrir un calambre o lesión muscular.
Todos estos factores pueden producir una alteración en el tono muscular,
también los impulsos sensoriales que se transmiten del músculo a la médula
espinal, causando así una contracción muscular refleja. La propia
contracción estimula aún más los mismos receptores sensoriales, generando
que la médula espinal aumente la intensidad de la contracción.
Un músculo está formado por multitud de fibras musculares inervadas por una
sola terminación nerviosa. Cada fibra muscular está formada por multitud de
miofibrillas suspendidas en una matriz que es el sarcoplasma, éste contiene
un líquido con grandes cantidades de potasio, magnesio, fosfato y enzimas
proteicas.
También está formado por un número elevado de mitocondrias situadas entre
las miofibrillas, que son las encargadas de generar la energía necesaria para
la contracción muscular en forma de ATP (trifosfato de adenosina).
El calcio interviene en la transmisión del impulso nervioso que es el estímulo
que nuestros músculos necesitan para comenzar a moverse, está relacionado
con la excitabilidad neuromuscular, por ello, sin suficiente calcio la
contracción- relajación muscular no sería adecuada.
El retículo sarcoplásmico (RS) es el principal almacén de calcio intracelular en
el músculo participando de forma importante en la regulación del proceso
acoplamiento–excitación–contracción (AEC), regulando las concentraciones
intracelulares de calcio durante la contracción.
La contracción muscular se inicia a partir de un potencial de acción que viaja
desde un nervio motor hasta sus terminaciones en la fibra muscular secretando
una sustancia que es la acetilcolina, un neurotransmisor encargado de abrir los
canales de la membrana celular permitiendo que grandes cantidades de iones
sodio fluyan al interior de la membrana de la fibra muscular en la terminación
nerviosa iniciando el potencial de acción.
Este potencial de acción despolariza la membrana de la célula muscular
haciendo que el retículo sarcoplásmico libere en las miofibrillas grandes
cantidades de iones calcio almacenados en su interior. Esos iones calcio hacen
que los filamentos de actina y miosina que se encuentran dentro de la fibra
muscular se atraigan constituyendo el proceso de contracción muscular.
Posteriormente esos iones calcio son bombeados de nuevo al interior del
retículo sarcoplásmico cesando la contracción permaneciendo almacenados
hasta el siguiente potencial de acción.
La bomba sodio-potasio garantiza la relajación muscular una vez que ha
cesado el impulso nervioso, que provocó la contracción muscular.
Este sistema lo que hace es mantener un bombeo continuo de tres iones sodio
hacia el exterior por cada dos iones potasio bombeados hacia el interior de la
membrana celular creando una pérdida continua de cargas positivas en el
interior de la membrana de alrededor -4milivoltios que unidos a los – 86
milivoltios producidos por la difusión del potasio darían -90 milivoltios el
potencial de reposo de la membrana.
Las señales nerviosas se trasmiten mediante potenciales de acción que son
cambios rápidos en el potencial de membrana, por lo que comienza con un
cambio brusco del potencial negativo normal de reposo a uno positivo
comenzando la contracción y al revés para la relajación con potencial negativo
de la membrana en reposo.
Los músculos aún estando en reposo suelen tener un cierto grado de tensión a
la que se denomina tono muscular.
Teniendo en cuenta que los grupos musculares más afectados de esos
calambres son gemelos, isquiotibiales y flexores plantares en los pies, que
utilizamos para estar de pie, caminar, subir y bajar escaleras, pueden tener un
aumento del tono en condiciones normales, además en el caso de los
isquiotibiales suelen tener un cierto grado de acortamiento por nuestra
biomecánica y son difíciles de estirar.
Posiblemente en la cama en una posición determinada, al cambiarnos de
posición, doblar las piernas se pueda iniciar una contracción y producir ese
calambre de forma involuntaria con contracción brusca y dolorosa de ese grupo
muscular.
En reposo, las fuerzas de atracción entre los filamentos de actina y miosina
están inhibidas. Los potenciales de acción se originan en el sistema nervioso
central, ya que la contracción de los músculos estriados es voluntaria, y viaja
hasta llegar a la membrana de la motoneurona. Por lo tanto esa pequeña
contracción inicial produce una contracción cada vez mayor hasta
establecerse el calambre muscular completamente desarrollado.
Según lo expuesto puede ser más frecuente en deportistas ya sea running,
fútbol, tenis, paddel ó cualquier deporte que exija un uso frecuente de las
piernas produciendo un aumento del tono muscular normal de ese músculo.
También es posible que no se realice ninguna actividad deportiva pero si tenga
sobrecargados esos músculos ya que los utilizamos frecuentemente.
Trabajos en los que se esté mucho rato de pie ó caminando puede ser un
factor a tener en cuenta a la hora de sufrir calambres musculares.
La morfología de las personas influyen en las cargas y apoyos del tren inferior
por lo que es otro factor más a tener en cuenta en la aparición de esos
calambres musculares.
La prevención es la mejor manera de evitar esos calambres.
Las recomendaciones más frecuentes son:
– Mantener el cuerpo hidratado, beber entre 1,5 y 2 litros de líquidos
diarios es lo normal en una persona adulta.
– Cuidar la alimentación que sea variada y equilibrada, si tienes dudas
consulta un especialista que paute la dieta más adecuada para cada
caso en función de la edad y características morfológicas del individuo.
– Disminuir la intensidad o la frecuencia del ejercicio pueden contribuir a
que esto no ocurra.
La manera de poder valorar si un músculo tiene un aumento del tono en reposo
es con la palpación y comparándolo con el lado contrario.
Hay que tener en cuenta que hay músculos no tan accesibles a la palpación por
lo que la experiencia clínica del especialista a la hora de valorar esa lesión y
tener las herramientas terapéuticas adecuadas es indispensable para realizar el
tratamiento.
Los tratamientos más adecuados para modular el tono muscular y disminuir los
calambres son:
– Terapia manual: Masajes terapéuticos
– Indiba: Consiste en la aplicación de calor en el músculo mediante
radiofrecuencia conseguimos el calentamiento profundo de los grupos
musculares, es una técnica indolora y agradable muy recomendable para
las personas que no toleran bien el dolor de algunos tratamientos.
– Ondas de Choque: Consiste en la aplicación de una onda acústica radial
sobre el músculo que consigue disminuir el tono, aumentando la
vascularización.
– Neuromodulación percutánea: Consiste en la aplicación de una corriente
de baja frecuencia a través de varias agujas de acupuntura colocadas en
el músculo afectado restableciendo el tono muscular normal.
– Punción seca: Consiste en pinchar el músculo repetidas veces
desencadenando una respuesta muscular con el fin restablecer el tono.
– EPI ( Electrólisis percutánea intratisular): Igual que la punción seca pero
con corriente galvánica asociada a la aguja.
Cualquiera de estos tratamientos puede mejorar considerablemente la
disminución de los calambres, la utilización de uno u otro tratamiento
dependerá del paciente y de la mejoría en todo el proceso de recuperación.